Son muchos los problemas que podemos encontrarnos antes de ir a pasar la ITV. Debemos estar seguros de tener bien los neumáticos, la dirección, los frenos, luces, intermitentes, limpias… pero también los daños en la chapa y la pintura de nuestro coche pueden resultar problemáticas.
Es así que los problemas de oxidación, corrosión y sujeción de la pintura podrían impedirnos superar la ITV. Se trata de un criterio subjetivo, pero el inspector de ITV está obligado a verificar visualmente este tipo de defectos, así como si hay aristas vivas o falta el tapón del depósito de carburante o que los paragolpes estén en buen estado y los amarres de la carrocería estén bien.
El gran problema de este tipo de controles es la subjetividad que implican, ya que no son tan medibles como los frenos, humos, etc. Por lo que recomendamos encarecidamente realizar una revisión pre-ITV que permita asegurarse de contar con una carrocería en perfecto estado.