¿Cada cuánto debes revisar la suspensión de tu coche?
Nuestro coche tiene un montón de sistemas y de conjuntos que debemos revisar. Además de efectuar revisiones como la del aceite, el nivel de aire de las ruedas o los niveles de los diferentes líquidos, también es recomendable revisar, de vez en cuando, cierto sistemas.
El mantenimiento programado de la marca especifica cada cuánto debemos revisar cada uno de los sistemas del coche pero muchas personas no revisan correctamente uno de los más importantes, el sistema de suspensión. Este sistema es uno de los más relevantes porque es un sistema de seguridad activo del vehículo y puede evitar muchos disgustos. El mantenimiento del sistema de suspensión es uno de los que más se suele retardar porque no suele presentar problemas inmediatos pero, cuanto mejor se cuide, más seguridad ofrecerá.
¿Cómo se daña el sistema de suspensión?
Este sistema no suele dañarse de repente, como cuando se gasta una rueda o se rompe un latiguillo, el sistema de suspensión suele degradarse de forma paulatina con el paso de los años y el paso de los kilómetros pero, cuando el conductor se da cuenta, el daño puede ser irreversible.
Con el paso de los años el sistema de suspensión tiende a sufrir holguras, ceder en su funcionamiento e incluso romperse por alguna parte. Te sorprenderías de la cantidad de gente que circula en su vehículo con un amortiguador partido sin darse de cuenta y por eso es importante que revises el coche, porque en el momento de la verdad, si el sistema no funciona correctamente el vehículo puede ofrecer una pérdida de control inmediata.
¿Cada cuanto tiempo debemos revisar el sistema de suspensión?
No hay un plazo definido, según el tipo de coche y el uso que le demos al mismo tendremos que revisarlo más o menos pero lo ideal es revisarlo, al menos, cada 20.000 kilómetros para verificar que todo esté correctamente. Por otra parte, nosotros mismos, también podemos llevar a revisar el sistema de suspensión al taller si observamos alguno de los siguientes síntomas:
- Perdida de líquido en los amortiguadores.
- Desgaste irregular en los neumáticos.
- Balanceo excesivo al circular.
- Los faros parece que vibran demasiado sobre el asfalto.
- El coche sale dando botes de los badenes.
- El coche no está totalmente recto cuando aparcamos en una superficie recta (está inclinado hacia algún lado y la presión de las ruedas está bien).
Todos estos síntomas son indicadores de que algo pasa y revisarlo es lo mejor que podemos hacer si queremos evitar disgustos. Junto con las ruedas el sistema de suspensión es uno de los pocos elementos de seguridad activos del vehículo y el comportamiento del mismo depende, casi en exclusiva, de este.