El reciclaje es vital, cada día es más importante trabajar este aspecto si queremos que el futuro que nos aguarda sea mínimamente agradable. Y ciertamente, el trabajo que se está llevando a cabo no puede ser más alentador, aunque por desgracia es lento y necesitará de mucho tiempo para alcanzar una estabilidad.
Los fabricantes de automóviles son los primeros que se han visto afectados por este inconveniente, teniendo que invertir grandes cantidades de dinero en el desarrollo de nuevas tecnologías para reducir la contaminación general. Tecnología que en 2020 empieza a tomar gran importancia dado que la nueva normativa para homologar vehículos en Europa es muy restrictiva.
Pero los fabricantes de automóviles no son los únicos afectados, también están los suministradores de repuestos, consumibles y accesorios. Entre estos, cabe destacar el papel protagonista junto a las marcas, de los fabricantes de neumáticos, que también se ven obligados a invertir una gran cantidad de dinero para que sus productos sean totalmente reciclables. Por suerte, los compuestos de los neumáticos han dado lugar a grandes proyectos que, por desgracia, no han llegado a convertirse en realidad, como unas carreteras que en lugar de asfalto fueran recubiertas por un compuesto obtenido del reciclaje de neumáticos.
Ahora, los neumáticos vuelven a ser los protagonistas del reciclaje, gracias a la empresa SIGNUS Ecovalor, en colaboración con el Instituto de Cerámica y Vidrio del CSIC, pues han puesto en marcha un proyecto de I+D que han llamado “Braketyre: aplicación del polvo de caucho de NFVU en pastillas de freno para vehículos ligeros”. Podemos traducirlo y resumirlo de la siguiente manera: están estudiando cómo aprovechar los neumáticos para hacer pastillas de freno para automóviles de turismo.
Según parece, el polvo de caucho, combinado con otros materiales, permite mejorar la capacidad de fricción de las pastillas de freno aumentando la potencia de frenado al mismo tiempo que se recicla un material como el caucho que da forma a los neumáticos. Además, el desgaste de las pastillas de freno disminuye y evita que se rompan o salgan grietas que hagan peligrar el conjunto de las pastillas de freno.
El empleo del caucho procedente de neumáticos fuera de uso, permite prescindir de polímero virgen que se usa en las pastillas, reciclando neumáticos desgastados y reduciendo el empleo de compuestos poco saludables para el medio ambiente.
¿Acabará llegando algún día a producción? Sería una buena noticia, no cabe la menor duda. Los neumáticos desechados son empleados como combustible por fábricas de cemento, generando grandes emisiones contaminantes. Por otro lado, la fabricación de los neumáticos requiere de grandes cantidades de petróleo, sin olvidar los desechos que generan durante su uso a lo largo de su vida útil.