Funcionamiento frenos coche

Los frenos son el principal sistema de seguridad de cualquier vehículo. Mucha gente no les presta la más mínima atención, pero sin los frenos todos los sistemas de seguridad de los coches modernos no tienen ningún sentido. El control de tracción emplea los frenos para evitar que las ruedas derrapen. El control de estabilidad emplea los frenos para mantener la estabilidad del vehículo. El llamado diferencial electrónico que montan muchos coches, emplea los frenos para evitar pérdidas de tracción…

No hay que ser muy listo para darse cuenta que se trata de un equipo vital en cualquier vehículo, uno de los más importantes de hecho. Es imprescindible tener los frenos en el mejor estado posible, usar material de calidad y revisarlos cada cierto tiempo. Sin los frenos, ni siquiera podríamos dejar el coche estacionado en una cuesta. Y sin con esto no te has concienciado de la importancia de los frenos, quizá no deberías conducir.

De todas formas, vamos a explicar brevemente y de forma muy sencilla, cómo funcionan los frenos para que todo el mundo pueda tener una idea clara sobre el sistema, aunque sea una idea mínima de ello, principalmente por la importancia de los mismos.

El funcionamiento básico de los frenos es la fricción, es decir, se detiene el vehículo haciendo rozar un elemento contra otro. Uno de esos elementos es el rotor, comúnmente conocido como disco por su forma, el otro elemento son las pastillas, que se montan en un soporte (llamado mordaza o pinza) que mediante un líquido y una bomba hidráulica (el líquido de frenos, que se debe cambiar cada dos años) ejerce presión y las “aplasta” contra el disco al pisar el pedal. El rozamiento entre las pastillas y el disco detiene el coche, al mismo tiempo que lima tanto la pastilla como el disco (es por esto por lo que se deben cambiar cada cierto tiempo) y genera calor. Si no has revisado el líquido de frenos, deberás ir al taller para revisarlo y que puedan valorar cambiar el líquido de frenos.

Según el tipo de vehículo, el rotor o disco puede ser metálico o de un compuesto de cerámica y fibra de carbono. Estos últimos son tremendamente caros, en algunos casos por encima de los 10.000 euros, pero sólo se emplean en automóviles muy prestacionales, con potencias por encima de los 400 CV y capaces de superar los 300 km/h. Lo normal es que sean metálicos, incluso en coches muy potentes.

Un usuario normal no necesita unos frenos más potentes que los equipados de serie en su coche, pero en caso de querer mayor deceleración se pueden usar pastillas con diferentes compuestos. Esto, muy importante, no se debe hacer a la ligera, es mejor asesorarse debidamente antes de realizar cualquier cambio en los frenos. Además, según el cambio que se haga, hay que homologar.

Cuando vemos una película de Hollywood y dicen “han cortado los frenos”, es precisamente eso, una película. Los frenos tienen lo que se llama “circuito en diagonal”. La rueda trasera derecha está conectada con la rueda delantera izquierda y la rueda delantera derecha, se conecta con la trasera izquierda. Es una X con dos circuitos por separado, así, aunque se rompa uno, siempre habrá dos ruedas (una de cada eje y en distinto lado) que puedan detener el coche. Obviamente, la potencia de frenado es menor y las distancias serán mayores, pero al menos siempre se contará con frenos en cualquier situación.

El fading es la pérdida de frenada por calentamiento. Puede ocurrir de dos formas: calentamiento del líquido o de las pastillas. En cualquier caso, el sistema pierde potencia porque la presión ejercida entre pastillas y discos es menor, o porque las pastillas no hacen correctamente su trabajo. El resultado es un tacto esponjoso del pedal del freno y una reducción drástica de la potencia de frenado. Se resuelve dejando enfriar los frenos y sustituyendo los elementos que corresponda en cada caso.

Suele ocurrir en frenadas prolongadas como una bajada de un puerto, donde es mejor usar el motor para retener el coche. No importa que suene mucho y muy alto, el motor no sufre y no se gasta combustible, porque son las ruedas las que mueven el motor y no al revés. como ocurre normalmente (el motor mueve las ruedas a base de quemar combustible, en el descenso, al estar las ruedas conectadas al motor mediante la caja de cambios, mueven el motor sin gastar combustible).