Velocímetros marca siempre de más
Muchas veces, cuando nos llega una multa o leemos al respecto en cualquier periódico, vemos que se menciona lo que llaman ”margen de error”. Un concepto que se emplea para calcular si en ese momento, cuando captó el radar la infracción, realmente ibas circulando legalmente o no. Tú o el protagonista de la noticia que acabas de leer, claro.

Eso del margen de error se debe, básicamente, a que la tecnología de medición no es exacta, es muy fiable, pero no exacta. Sobre todo en los cinemómetros de la Guardia Civil, los cuales necesitan revisiones y ajustes cada cierto tiempo debido a su desplazamiento de un lado a otro (los radares fijos necesitan menos mantenimiento). Además, el velocímetro de tu coche tampoco es exacto, podría serlo y mucho, pero no está permitido por ley.

Sí, hay una ley que regula lo que indica el velocímetro de los vehículos y por lo general, marcan una velocidad superior a la real. Ocurre en todos los coches, sean de la marca que sean y no es por capricho, tiene su motivo y es más que coherente, es lógico y necesario. La ley lo que regula exactamente, es que los velocímetros de los vehículos marquen una velocidad inferior a la que circulan.

El velocímetro, mal llamado cuentakilómetros (eso es otro de los indicadores, el que marca los kilómetros que tiene el coche, también llamado odómetro), marca la velocidad mediante un sensor que se ubica en la caja de cambios. Antes, era un sistema mediante un cable, ahora, es un sistema electrónico que mediante impulsos eléctricos envía la información a la centralita. El funcionamiento teórico es sencillo: cuantas más vueltas de el sensor, más impulsos eléctricos y más velocidad.

Por lo general, se introduce voluntariamente un margen de error que puede ir de apenas 2 kilómetros hasta los 10 kilómetros, según el fabricante. ¿Por qué? Fácil: para evitar problemas legales en determinadas circunstancias. Pongamos un ejemplo. Circulas por autopista a 120 km/h de marcador, pero en realidad el coche circula a 125 km/h. Obviamente, te llega la multa, recurres, al acudes al taller, demuestras que en verdad circulabas a 120 km/h de marcador y demandas al fabricante. Otro caso podría ser en caso de accidente y mucho peor que la multa.

Los velocímetros, por tanto, no son exactos. Podemos circular a 120 km/h de marcador pero en realidad circulamos más despacio. Ojo, que quizá no sea mucho más despacio y vayamos, por ejemplo, a 118 km/h. Si nos confiamos, las multas llegarán rápido a casa.

A nivel legal los fabricantes tiene la obligación de montar velocímetros que marquen, al menos, una velocidad ligeramente superior, pero nunca inferior, a la que circulamos. La razón es sencilla: impedir que vayamos demasiado deprisa. Hay una normativa europea, la UN ECE REgulation 39, que establece la diferencia permitida entre velocidad real e indicada. Así, según dicha normativa, esa velocidad debe ser la velocidad real multiplicada por 0,1 más 4 km/h.

Por ejemplo, si circulamos por autopista, cuya velocidad máxima permitida es de 120 km/h, en realidad, estamos circulando a unos 110 km/h.